jueves, 15 de febrero de 2018

Encuestas: Verdades a medias, mentiras completas

Los políticos y la verdad siempre han tenido una relación complicada, incluso antes de que se hablara de posverdad. Sólo en los casos más extremos los políticos mienten abiertamente, o son, como decía Louis Armstrong en una canción "descuidados con la verdad".
Otros dirían "genio estable"
Pero un caso más común esta dado por la combinación de una presentación selectiva de la verdad y su interpretación sesgada.
Hoy encontré en mi TL de twitter una muestra de esta forma de proceder.

En la cuenta @RedesEnAccion está el logo del PAN las suficientes veces como para que no quede duda de la filiación partidista de quienes la administran. Si quedara alguna duda, por ahí hay un llamado a "ponerse la camiseta" que tendría que dejar claras las cosas.
En esto no hay nada reprochable. En sí mismo, los datos que aquí se presentan son, en estricto sentido verdaderos. La fuente que citan es el sitio Oraculus, que incluye una sección de poll of polls. Esta sección utiliza la información de las distintas encuestas publicadas (Mitofski, Parametría, Reforma, etc.) para generar estimaciones de la intención de voto. Dos estimaciones de interés son la intención de voto por partidos y la intención por candidatos. El tweet de @RedesEnAccion no miente porque
  1. anuncia que se trata de la intención de votos por partido y
  2. Anaya es el candidato presentado por MC, PRD y PAN.
La intención de voto reportada por Oraculus para los partidos que postulan a Anaya suma (alrededor de) 34%. 
Sin embargo, como en el tweet se da un lugar tan destacado al nombre de los candidatos, se sugiere que Anaya tiene una intención de voto de 34% y López Obrador de 31%. No se miente, pero la información es engañosa. Los políticos se especializan en dar mensajes ambiguos que les permiten comunicar un mensaje deseado pero no necesariamente apropiado (desde el punto de vista de la verdad o la moral compartida), en una forma tal que después sea posible desdecirse. Así, @RedesEnAccion siempre puede afirmar que su tweet dice explícitamente que se trata de intención de voto por partido.
El problema aquí es que, si se quiere saber la intención de voto por candidato, la información pertinente no es esa, sino la relativa a... la intención de voto por candidato. De acuerdo con Oraculus, la intención de voto por López Obrador al 15 de febrero de 2018 es de entre 35 y 42 por ciento, y la de Anaya es de entre 26 y 33 por ciento. De hecho, una tercera estimación de Oraculus es la probabilidad de que un determinado candidato esté en primer lugar. Mientras que la probabilidad de que López Obrador esté en el primer lugar es de 99 por ciento; la probabilidad de que Anaya esté en primer lugar es de 1%. 

El arte del engaño
Esta forma más sutil de presentar la información sin mentir pero interpretándola en forma sesgada será crecientemente la forma privilegiada de manipulación de los hechos y nos debería preocupar más que los "hechos alternativos" de la era de la posverdad. Como "hechos alternativos" es un término fancy para las viles  mentiras, es fácil de poner en evidencia a quien los publica. La interpretación intencionada de los hechos verdaderos es más difícil de elucidar. Y peor aún cuando se presentan los hechos en forma tal que se orienta a los receptores a que lleguen a determinadas conclusiones.

Los mensajes manipuladores tienen típicamente esta "vía de escape": el emisor no afirma lo que desea que el receptor crea, pero lo conduce a esa conclusión. Por supuesto, también es posible que la gente de @RedesEnAccion realmente crea que la forma en que interpreta los resultados es correcta, producto de un efecto de wishful thinking  o cualquiera otro de los mecanismos por los que nos hacemos consistentemente más tontos cuando intervienen nuestras preferencias políticas en la discusión.

Lo deseable para estas discusiones (o todas) sería seguir reglas como las propuestas por Robert Gula en su libro Nonsense. Por ejemplo, como la ambigüedad es lo que permite los mensajes intencionados, sería bueno cuidar que nuestros mensajes sean
  1. precisos, y
  2. claros en cuanto a la conclusión a la que se pretende llegar.
Como participantes en un debate público, debemos exigir que nuestros interlocutores cumplan estas reglas de discusión inteligente y civilizada. Si nuestros interlocutores son políticos, debemos denunciar las omisiones en este sentido.
Cuando Oraculus presenta los datos por partido, no hace mención de los casos candidatos. Esto se debe a que se trata de cosas distintas. Al mezclar cosas distintas en un mismo mensaje, @RedesEnAccion está reduciendo la precisión. En cuanto al segundo punto, dado que existe la información sobre voto por candidato, @RedesEnAccion debería decir por qué cree que la información de partidos es relevante para los candidatos. Por ejemplo, podría argumentarse que esto da un potencial de crecimiento a Anaya que la intención de voto actual no revela. Por supuesto, esto es menos fuerte que la idea sugerida (Anaya va en primer lugar), pero su gran virtud es que no manipula la verdad. 

¿Por qué me importa?
@RedesEnAccion da credibilidad a su mensaje respaldándose en Oraculus. Es un poco una majadería, porque el sitio no sólo es ejemplar en la calidad técnica de sus estimaciones, sino que también lo es en la transparencia de sus fuentes y sus procedimientos. Cuando se usa esta fuente para intentar dar credibilidad a una idea tan claramente descabellada, lo que se pone en riesgo es la credibilidad de la fuente misma. 
Y resulta que Oraculus tiene una importante contribución en el debate público. Durante algún tiempo, he insistido en que en México debería crearse lo que llamo una cultura del intervalo de confianza. 

Por alguna razón, no he tenido éxito
Muchos comentaristas ven en los resultados de las encuestas un reflejo fiel de las preferencias de la población. Algunos sofisticados hacen la distinción entre "foto" y "película", pero aún hablan de la "foto" de la muestra como si fuera una "foto" de la población. En realidad, las preferencias electorales detectadas en las encuestas reflejan con casi total certeza las preferencias de la muestra. Si la muestra es representativa, los resultados de la muestra nos ayudan a hacernos una idea del valor mínimo y el valor máximo que podrían tener las preferencias de la población. Si los medios reportaran el intervalo de confianza, tendríamos una mejor idea del maravilloso instrumento que es el muestreo aleatorio, así como de sus limitaciones.
Los medios no suelen reportar los intervalos de confianza porque... no sé por qué. Intuyo un cierto menosprecio hacia la capacidad del público para manejar ideas complejas.
Oraculus, en cambio, libre de ese menosprecio, proporciona toda la información que se puede obtener de las encuestas hechas públicas: al usarlas varias muestras, se gana en precisión del pronóstico, pero también existe una incertidumbre remanente que debe ser reportada.

Campañas basadas en hechos
La gente con deseos de ver a Anaya en la presidencia debería prestar atención a lo que dicen los datos. El verdadero "saldo de las precampañas" es que Anaya está posicionado en un segundo lugar bastante solido: la probabilidad de que esté en el segundo lugar es de 98%, mientras que la probabilidad de que Meade ocupe esa posición es menor al 1%.
Estar en segundo lugar en elecciones por mayoría simple te ubica en la posición de beneficiarte del voto estratégico de los rivales. En vez de adornar la realidad, el equipo de campaña de Anaya debería dedicarse a convencer a los votantes de Meade y de Zavala de votar por él en vez de votar por su candidato favorito. "Si votan por su favorito", se les puede decir, "el resultado es que ganará López Obrador... y ustedes sabrán si eso quieren". Negando los hechos, la gente de Anaya se priva de un argumento que puede ser muy convincente para cierto sector y que podría llevarlo al triunfo.



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