jueves, 2 de enero de 2020

El gran divulgador

Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de Isaac Asimov. Este blog debe su nombre a uno de los personajes creados por ese gran sedentario cuyas patillas hacen sospechar un parentesco con Wolverine.

Su obra de ficción tal vez no alcance para considerarlo en el canon. En parte, esto es debido a que practicaba dos géneros que son considerados "menores": la ciencia ficción y la la novela negra (muchas veces juntas). A mi juicio, estaba entre los mejores del primero de estos, y el segundo se le daba muy bien (pero Chandler, Hammett). Uno de los grandes méritos de la ciencia ficción de Asimov es que es muy... científica. Tal vez por esto, no es literatura de mucha acción, propiamente. Es literatura de enigmas, de juegos lógicos resueltos con ingenio, con método.

Antes de que The Big Bang Theory elevara potencialmente la imagen y la estima pública del nerd, los héroes de las novelas de Asimov eran todos unos nerds de primera categoría cuya capacidad innata para discernir el ruido de la señal los habilitaba para salvar galaxias o resolver un crimen. Estos héroes no necesitan levantarse de sus asientos para hacer lo suyo. En esto, recuerdan a Don Isidro Parodi.

Me parece que esta propiedad se desprende del hecho de que Asimov era, ante todo, un gran divulgador de la ciencia. En este género, posiblemente el mejor. Podría argumentarse que su obra de ficción era uno de los medios de los que se valía para divulgar la ciencia.  En mi cuento favorito, "La Bola de Billar", se presenta la relación entre la ciencia pura y la ciencia aplicada bajo el formato de un crimen, tal vez accidental. En "¡No tan definitivo!" se expone la diferencia entre los procesos deductivo e inductivo, junto con la conveniencia de combinarlos (aquí, para conjurar el peligro de una invasión extraterrestre).

En la ciencia ficción de Isaac Asimov no encontraremos mafufadas.  Por ejemplo, en "Please explain", donde responde a preguntas sobre ciencia, alguien tiene la puntada de preguntar qué pasa si una fuerza irresistible se encuentra con un cuerpo inamovible. Los que hemos visto Star Trek o Dr. Who diríamos algo como: se produce una ruptura en el continuo espacio-tiempo, con consecuencias desastrosas para el universo. Pero no. Asimov dice: "Nada, porque eso no puede pasar: o el cuerpo se mueve y, entonces, no era inamovible; o no se mueve y la fuerza no era irresistible". Ese rigor lógico del divulgador es el que encontramos en el escritor de ficciones.

(Dicho sea de paso, es notable que la cultura pop asocia de manera muy directa las contradicciones lógicas con rupturas en el continuo espacio-tiempo.)

Últimamente, las actitudes ante la ciencia se han convertido en parte de nuestras actitudes políticas. Tal vez por eso, divulgadores actuales como Neil deGrasse no pueden evitar pontificar, y a veces parece que conciben sus afirmaciones como destinados a dar un golpe, esta vez mortal, al bando anticientífico.

No es que esté mal. En Asimov no hay esa militancia, pero hay la garantía de que pasarás un buen rato.

La revista Science publicó una buena nota biográfica.


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